Hola:
Este fin de semana ha sido uno de los más triste que me ha tocado vivir.
Una niñita hermosa, de tan sólo 6 años de vida, partió de esta tierra dejando un profundo vacío en sus padres y en todas las personas que la conocieron, ya sea en forma directa o por los medios de comunicación audiovisual.
Hace sólo veinte días, disfrutaba con sus padres y hermanos de unas merecidas vacaciones fuera del país y sin saber como ni cuando, un aparente resfrío la debilitó, teniendo que regresar de urgencia a Chile para ser tratada su enfermedad. Nadie imaginó todas las complicaciones que se sumarían, complicando aún más su salud.
Todos manteníamos la firme esperanza en que esto iba a ser transitorio y que pronto iba a estar de nuevo alegre y sonriente, como siempre.
Pero Dios o el destino dijo otra cosa ya que el Sábado, pasado el mediodía su radiante luz se apagó, dejando a todos con un dolor muy profundo en el corazón.
Las mamás y papás comprendemos la angustia que significa ver a un hijo enfermo, más aún lo impactante que es verlo partir sin regreso. Por eso muchos de nosotros lloramos y aún no logramos comprender que sucedió, como la medicina tan avanzada de este siglo XXI no fue capaz de devolverle la salud perdida a esta angelito.
Desde el cielo ella cuidará a su familia, sólo el tiempo podrá curar esta enorme herida en el corazón.
Descansa Blanquita, siempre te recordaremos.
Este fin de semana ha sido uno de los más triste que me ha tocado vivir.
Una niñita hermosa, de tan sólo 6 años de vida, partió de esta tierra dejando un profundo vacío en sus padres y en todas las personas que la conocieron, ya sea en forma directa o por los medios de comunicación audiovisual.
Hace sólo veinte días, disfrutaba con sus padres y hermanos de unas merecidas vacaciones fuera del país y sin saber como ni cuando, un aparente resfrío la debilitó, teniendo que regresar de urgencia a Chile para ser tratada su enfermedad. Nadie imaginó todas las complicaciones que se sumarían, complicando aún más su salud.
Todos manteníamos la firme esperanza en que esto iba a ser transitorio y que pronto iba a estar de nuevo alegre y sonriente, como siempre.
Pero Dios o el destino dijo otra cosa ya que el Sábado, pasado el mediodía su radiante luz se apagó, dejando a todos con un dolor muy profundo en el corazón.
Las mamás y papás comprendemos la angustia que significa ver a un hijo enfermo, más aún lo impactante que es verlo partir sin regreso. Por eso muchos de nosotros lloramos y aún no logramos comprender que sucedió, como la medicina tan avanzada de este siglo XXI no fue capaz de devolverle la salud perdida a esta angelito.
Desde el cielo ella cuidará a su familia, sólo el tiempo podrá curar esta enorme herida en el corazón.
Descansa Blanquita, siempre te recordaremos.
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